viernes, 9 de julio de 2010

Autoestima


La autoestima es el juicio que las personas hacen de su propia valía, es decir, lo que ellos piensan que valen es un elemento clave de la personalidad y se construye desde que un bebé es pequeño y logra sus propósitos, lo cual se ve reflejado en su sonrisa y el brillo de sus ojos, para él, la experiencia del éxito, y si a esto se le unen unos padres que lo felicitan por sus logros, lo invitan a seguir explorando y le dan la suficiente libertad para hacerlo, será un niño con un excelente concepto de sí mismo y de lo que es capaz.
Educar niños libres y emprendedores con una buena autoestima es un objetivo que muchos padres comparten, aunque también comparten el miedo a una disciplina laxa y sin límites, la clave está es tener un equilibrio pero sobre todo, en dar en todo momento muestras a los niños de cuanto se les ama, esto puede ser con palabras, besos o abrazos, no importa, mientras sean sinceros y hagan al niño sentirse muy querido.
Al trabajar con el desarrollo de una buena autoestima es muy importante ayudar a los niños a que ellos mismos resuelvan los problemas, dándoles herramientas y enseñándoles a usarlas, pero sobre todo, dejándolos explorar y respetando su propia forma de hacer las cosas y de resolver los problemas, después de todo, con frecuencia ellos ven las situaciones desde una perspectiva diferente a la de los adultos.
Cada vez que tu hijo tiene que enfrentar un reto tienes la gran oportunidad de dejarlo hacerlo por sí solo, de ayudarlo a manejar la frustración y cuando lo logre, de recompensarlo con tu reconocimiento.
Como en todo, el equilibrio entre darle únicamente el incentivo suficiente y dejarlo frustrarse sin que la frustración sea demasiada, es una tarea muy complicada que juega un papel muy importante en la formación de los niños. Se debe evitar el dar demasiado reconocimiento, que desvíe el autoconcepto que se está formando de sí mismo. Por el contrario, las críticas deben ser siempre en sentido positivo, ya que sentirse criticado puede desanimarlo, reducir su espíritu aventurero, prefiriendo ser un observador para no enfrentarse nuevamente a duros juicios sobre él que todavía no es capaz de manejar. Es muy importante observar las reacciones de los niños, en ocasiones la ansiedad al hacer las cosas o la irritabilidad pueden ser un signo de la presión que tienen para hacerlas y las críticas pueden ser la causa.
Para evitar exigirle al niño tareas para las cuales no está listo, es muy importante conocer la etapa de desarrollo por la que está pasando, saber de qué son capaces los niños promedio de su edad y cuáles son sus propias habilidades y capacidades.
La capacidad de los niños es muchas veces superior a lo que te imaginas, la única forma sana de conocerla y sacarle provecho es por medio del juego, ponerle tareas cada vez más complicadas y detenerte cuando aparezcan dificultades, estudiar su causa y seguir, pero sobre todo, detenerte cuando el niño deja de disfrutar la actividad. (Ver: El niño en edad de transición y El niño preescolar).
El niño debe aprender por sus propios medios y disfrutar de cada uno de sus logros. Es común que los niños pequeños aprendan a hacer determinadas cosas por complacer a otros, lo cual puede ayudar a crear niños talentosos, pero ciertamente no ayuda en nada a su autoestima, ya que su concepto de sí mismo dependerá de lo que los demás opinen de él.






Claves para medir la autoestima de un niño.




El comportamiento de los niños cambia mucho dependiendo de diferentes factores, tanto familiares y sociales como emocionales, pero en términos generales, los estudios demuestran que un niño con buena o alta autoestima confía en sus propias ideas, tiene confianza en sí mismo para enfrentar los retos e iniciar actividades, establece sus propias metas, es curioso, hace preguntas e investiga y está ansioso por experimentar cosas nuevas. Al hablar de sí mismo se describe en términos positivos y se muestra orgulloso por sus trabajos y logros, acepta el cambio, se ajusta bien al estrés, persevera ante la frustración y puede manejar la crítica y la burla.
Por el contrario, un niño con baja o poca autoestima no confía en que sus ideas sean buenas, carece de confianza para iniciar actividades o enfrentar retos, no demuestra curiosidad o interés en explorar, prefiere quedarse fuera y mirar en lugar de participar, se describe en términos negativos y no muestra orgullo por su trabajo. Ante la frustración se retira con facilidad y el estrés produce en él un comportamiento inmaduro para su edad.
El comportamiento de los niños con alta autoestima invita a sus padres a ser amorosos con ellos, en general son colaboradores y competentes.

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